Esencial a las actividades: las consignas para su comunicación

“La consigna constituye un texto comparativamente breve, de estructura predominantemente instruccional, que puede contener una sola instrucción o estar dividida en pasos. Su extensión y complejidad varían en función de los objetivos y del área de que se trate. Hay desde consignas escuetas y puntuales (…) hasta otras que permiten mayor apertura. Según las disciplinas, también se distingue el léxico operativo empleado predominando algunos términos sobre otros y variando el grado de subjetividad permitido en las respuestas.

Ejemplos:

– Explique la fórmula de E y calcule (…).

– En el segundo párrafo, la palabra “esfinge” no está definida; en el tercero, no lo está la palabra “beduino”. Intente una definición de ambos términos, a partir de la deducción del significado por el contexto.

La consigna tiene la particularidad de plantear un intercambio de roles entre escritor y lector:

  • escrita por la/el docente (primera etapa),
  • debe ser leída y comprendida por el alumno /a quien, a su vez, produce un texto que desarrolla la consigna (segunda etapa);
  • en este nivel, los roles se invierten y el texto producido por el alumno/a como respuesta a la consigna, debe ser leído y evaluado por la/el docente (tercera etapa).

El primer requisito de una consigna exitosa es que sea clara y precisa. Cuando lo que se solicita es algo complejo, es necesario organizarla en pasos o en items conectados lógica o secuencialmente, lo cual favorece en el alumno/a el desarrollo del pensamiento y la autonomía.

Ejemplo:

Leer enteramente el Poema de Mio Cid. Señalar, en el poema, las características del género según la exponen los diferentes autores en sus artículos. Fichar las características formales del poema. Caracterizar la lengua que el poema “construye”. Comparar con los textos del género incluidos en esta antología.

Un segundo aspecto a considerar es que la consigna debe estar delimitada, y esto en varios sentidos. En primer lugar, en relación con la comprensión por parte del alumno/a, debe tener un marco de referencia que acote las posibilidades de respuesta y que la haga evaluable.

También debe ser delimitada en función del tiempo real que tenga el alumno para su resolución (…).

Un tercer requisito es que sea coherente.

  • La consigna elaborada por la/el docente (primera etapa) tiene que estar íntimamente relacionada con el proceso de enseñanza y aprendizaje (…). Esto se aplica no solo a los contenidos sino a las habilidades cognitivas implicadas, las cuales deberán haber sido enseñadas (…).
  • A su vez el alumno/a, cuando elabora su respuesta, debe ajustarse a lo pedido por la/el docente en la consigna (segunda etapa).
  • Finalmente, en la tercera etapa, cuando la/el docente debe evaluar la respuesta producida por el alumno/a, el grado de correspondencia con lo indicado debe ser valorado en sí mismo (…).

El papel del léxico operativo en las consignas

Nuestra propuesta se centra en que el aprendizaje debe ser (…) reflexivo, de modo que los conocimientos se incorporen en sistemas dentro de los cuales sea posible establecer relaciones y contrastes.

Adoptar este criterio de enseñanza implica distinguir entre los conocimientos que el alumno adquiere espontáneamente y los que deben ser enseñados y guiados por un/a docente. En efecto, un error muy frecuente y que se va trasladando sin ser advertido de ciclo en ciclo, es el de suponer como adquiridas habilidades que en realidad no están instaladas adecuadamente y que el contexto sociocultural no favorece ni aporta por sí mismo.

Esto es especialmente aplicable al léxico operativo y a su utilización en las consignas.

Una buena consigna, tal como ha sido caracterizada anteriormente, debe ser un estímulo o una orientación para el desarrollo de habilidades lógicas e intelectuales correlativas de contenidos disciplinares. Esa relación tiene que manifestarse mediante un vocabulario muy preciso que debe ser aprendido operativamente, es decir, saber qué mecanismos involucran esos términos. Por eso, mientras algunos términos son comunes a varias áreas (por ejemplo explicar o caracterizar), otros predominan en ciertas ramas del saber (…). Desarrollar las operaciones que este vocabulario implica es importante porque su dominio está en estrecha relación con el desarrollo del raciocinio y eludirlo o “adaptarlo” para acercarse al lenguaje cotidiano significa caer en un facilismo comunicativo. En cambio, conocer, utilizar y dominar estos términos constituye el primer paso hacia operaciones fundamentales que son las que promueven el desarrollo del pensamiento crítico.

La adquisición de este modo de pensamiento reflexivo, analítico, resulta fundamental para cualquier actividad intelectual y con miras a la prosecución de los estudios en el nivel superior. Aunque estas habilidades cognitivas se sostienen en contenidos determinados, los trascienden porque no solo tienen utilidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje en el nivel escolar sino que implican un modo reflexivo de enfrentar cualquier realidad. Por eso, también resultan importantes aún para quienes no proyecten continuar estudios, porque constituyen un bagaje cognitivo para los múltiples desafíos que a diario la vida plantea. Y en este aspecto, la escuela brinda la posibilidad (para algunas/os la única posibilidad) de crear hábitos e instrumentos para pensar y volver sobre el propio pensamiento.”

Giammateo, M. Ponencia: en el 7° Congreso Internacional de Promoción de la lectura y el libro. 30.ª Feria Internacional del libro de Buenos Aires

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